Hay momentos de la vida que llaman a reflexión profunda, otros que simplemente le mandan un sms. ¿Por qué digo esto? Justamente porque el elucubrar conceptos derivados del análisis de la vida puede ser un trabajo muy demandante para intelectos débiles. Desde analogías, silogismos o comparaciones completamente absurdas hasta historias peligrosamente atolondradas. "la vida es como las lentejas, la tomas o la dejas" o ese tipo de frases que tratan de ser ocurrentes y son por demás bochornosas hacen que, día a día, quiera meter los dedos directamente en el enchufe.
Esta gente no se da cuenta que realmente sus ocurrencias, además de ser odiosas y generadoras de odio inconmensurable, son irrelevantes. ¿Por qué?, se pregunta la gorda Miriam mientras se rasca las pantorrillas con un rastrillo...y la respuesta es que a la vida se la puede comparar con cualquier, pero con cualquier cosa que la metáfora va a salir airosa. Propongo algunos ejemplos con mas pimienta:
La vida es como una mortadela de supermercado, al principio es dura y cuesta salir del envase pero cuando se abre uno se da cuenta de lo poco que dura.
La vida es como una verruga negra en la frente de un diputado sueco, porque al principio puede ser que uno no se acostumbre y sienta que hay algo que esta de más, pero al fin de cuentas uno se acostumbra y se lo toma todo con humor.
La vida es una vieja comunista disfrazada de Doble cuarto de libra grill con queso en la 9 de Julio, porque si bien uno tiene sus ideas, a veces se tiene que someter al sistema para poder conseguir el pan.
La vida es como el curro de Silvio Soldan en la tele, porque uno nunca sabe cuando se va a acabar, ni esta preparado para ello.
No voy a continuar compartiendo ideas por razones de seguridad que no vienen al caso. Nuevamente me despido con un consejo: Eviten reirse mucho cuando tienen síntomas de resfrio o la frase "moco de pavo" no les generará más interrogantes.
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