miércoles, 10 de noviembre de 2010

Panqueques

No nos viene nada bien. ¿O nos viene todo bien?... Cansados estamos todos, incluyéndome, de escuchar las críticas a nuestra sociedad, pero estamos hartos porque cada señalamiento es siempre acertado y siempre duele ver la verdad. Que somos ignorantes, pedantes, mal educados, mal aprendidos, irrespetuosos y zánganos lo sabemos todos y lo vivimos cotidianamente hasta en nosotros mismos. Como todo sistema, tenemos también virtudes, somos expertos en crisis, oportunistas, inteligentes y vivos. Pero desgraciadamente, a mi modo de ver, son más los defectos que nos distinguen que las virtudes que nos elevan. 

Sin ganas de emitir opinión política ni tomar partidos, solamente quería destacar la mediocridad con la que manejan la comunicación, el lenguaje y la influencia algunos "líderes de opinión", mostrando obsecuencia, mediocridad y contradicciones demagógicas. 

No tenía muchas ganas de escribir algo serio ahora pero tampoco iba a dejar de mostrar mi descontento ante semejantes burradas que tuve que leer durante los últimos días, incluyendo diferentes análisis nefastos sobre hechos de público conocimiento. (Y no estoy hablando del sucesor del pulpo Paul (otra cosa de la que estoy cansado es de escuchar chistes sobre ese pobre animal, lo usaron para todo, lo gastaron tanto que estaba deseando que se muera (no me importa que me vengan a buscar de vida silvestre para hacerme una denuncia más grande que las ganas de comerme un sanguche de bondiola a la salida de la bailanta (mira como desafío las reglas de la gramática y la literatura y meto otro paréntesis más (Qué piola!)))) o de que Angelito Cappa se tomó el buque)

Hice todo lo posible para hacer completamente ilegible y semánticamente amplia la última oración, solo con el fin de mostrarles la complejidad de sinapsis necesaria para resolver con eficacia la encuesta expuesta.

Supongamos que uno esta desnudo, conversando con un pelícano en el Mediterráneo y se le ocurre que estaría muy bueno practicar un deporte extremo. Luego de una corta discusión por la última aceituna con el plumífero, ésta procede a tomar vuelo e intentar incrustarle un cuchillo de plástico en la vegija al grito de "Viva Perón". En ese momento, ¿Cuáles son las opciones que, a tu criterio, manejaría Pancho Ibañez a la hora de elegir una compra en uno de los tantos supermercados chinos? Claramente la respuesta correcta era la calzoneta, sería muy raro pensar en alguien que quiera comprar algo así. Ciertamente, el dulce de batata, la linternta y el ex Rolling Stone deben tener algún tipo de descuento en la oferta de "electrodomésticos" (En esas ofertas entra todo menos lo que uno pretende comprar)

Si pensás que este texto empezó serio y terminó para la chacota, a lo mejor tenés algo de razón, pero no dejes de buscar críticas a la sociedad en mí áspero desenglose de los hechos de la realidad. Si no los encontrás, problema tuyo de comprensión de texto.

Me voy a alimentar el elefante asiático ilegal que tengo en el patio y te recomiendo enfáticamente que nunca intentes recrear parte de la película "el náufrago" en el ínodoro de alguna institución estatal. 

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La verdad de la Milanesa

En primer lugar me gustaría decir que no es mi intención ofender a nadie con lo que voy a expresar a continuación pero hay cosas que de verdad me hacen creer que algo anda mal. Y NO! no es esa sensación extraña y misteriosa de que en este país la inflación es un tema importante (sinceramente no se como se me cruzó eso alguna vez por lo cabeza), menos mal que nuestro ministro nos aclaró la situación de manera honesta, objetiva y oportuna.

A lo que me refiero exactamente es a que hoy me desperté y desayuné con la noticia de que en Tucumán querían instaurar "El Día del Sandwich de Milanesa". ¿Qué más le pueden hacer a este país? ¿No les basta con que este chorreando grasa? Quizás, a su favor, ésta sea la oportunidad de tener 24 hs en el año en donde puedan chupar vino de cartón, olerse las uñas llenas de resto de mandarina y afanarse el cobre de los cables sin que los molesten.

Pero para eso, me gustaría proponer algún que otro día festivo con el que podríamos regocijarnos los argentinos:

"El día del júbilo económico-indumentario" ideado para festejar esos días que encontramos plata en los pantalones, aunque estos hayan sido lavados previamente y la cara de San Martín se parezca a la del Oso Arturo.

"El día del proletario y los cuarenta macacos" para esos días en los que uno se tiene que tomar un tren hasta los suburbios de algún anillo del conurbano perdido entre los puestos de paty y los mercaditos multifunción (venden y trafican gomitas elásticas, efedrina, billeteras de cuero de carpincho, portalápices con la cara de Santo Biasatti, muñequitos de toda la saga de la guerra de las galaxias, tapas de inodoro y carnada para pescar merluza en las toninas envasada por un verdulero matriculado) y vuelve con vida a casa para limpiarle la cacona al nene que no sabe limpiarse todavía.

"El día de la pelusa intrépida" para conmemorar aquellos invaluables momentos en que encontramos el control remoto entre las polvorientas fauces de algún sofa percudido.

No voy a seguir porque tengo que irme a cortarle las uñas al guanaco pero no quiero irme sin recomendarles que dejen un yogurt abierto por unas semanas afuera de la heladera que, con sus frutos, van a poder cobrar una asignación universal y poder comprarse la virulana para despegar los pedazos de provoleta de la sartén.

martes, 2 de noviembre de 2010

Se va la segunda

Hay momentos de la vida que llaman a reflexión profunda, otros que simplemente le mandan un sms. ¿Por qué digo esto? Justamente porque el elucubrar conceptos derivados del análisis de la vida puede ser un trabajo muy demandante para intelectos débiles. Desde analogías, silogismos o comparaciones completamente absurdas hasta historias peligrosamente atolondradas. "la vida es como las lentejas, la tomas o la dejas" o ese tipo de frases que tratan de ser ocurrentes y son por demás bochornosas hacen que, día a día, quiera meter los dedos directamente en el enchufe.

Esta gente no se da cuenta que realmente sus ocurrencias, además de ser odiosas y generadoras de odio inconmensurable, son irrelevantes. ¿Por qué?, se pregunta la gorda Miriam mientras se rasca las pantorrillas con un rastrillo...y la respuesta es que a la vida se la puede comparar con cualquier, pero con cualquier cosa que la metáfora va a salir airosa. Propongo algunos ejemplos con mas pimienta:

La vida es como una mortadela de supermercado, al principio es dura y cuesta salir del envase pero cuando se abre uno se da cuenta de lo poco que dura.

La vida es como una verruga negra en la frente de un diputado sueco, porque al principio puede ser que uno no se acostumbre y sienta que hay algo que esta de más, pero al fin de cuentas uno se acostumbra y se lo toma todo con humor.

La vida es una vieja comunista disfrazada de Doble cuarto de libra grill con queso en la 9 de Julio, porque si bien uno tiene sus ideas, a veces se tiene que someter al sistema para poder conseguir el pan.

La vida es como el curro de Silvio Soldan en la tele, porque uno nunca sabe cuando se va a acabar, ni esta preparado para ello.

No voy a continuar compartiendo ideas por razones de seguridad que no vienen al caso. Nuevamente me despido con un consejo: Eviten reirse mucho cuando tienen síntomas de resfrio o la frase "moco de pavo" no les generará más interrogantes.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Somos todos Gomas

"Dele una patada al balde" decía la dulce ancianita mientras imitaba al Flaco Schiavi.
"Quiero ir a hacer caca al baño de Carlitos", decía el nene deseando defecar en el trono del patilludo ex presi.
"Panem et circenses / Pan y circo" nos contaba nuestra historia el amigo Juvenal, como viendo venir lo que nos esperaba a los Argentinos con JR/Araujo + Marley + Juanita Viale.
"Con lluvia de papas" pedía su panchito rancio de la costanera la oleada de monchos.

Estas y otras tantas frases como avatares de la vida me llevaron a caer en este sinuoso camino del blog, quizás durare tan poco como Rodriguez Saá con el bastón o, si los astros me acompañan, tanto como el regurgitar de un chori vencido.

Mientras la vieja nos dice que dejemos atrás todo y pateemos el tablero de monopoly, el chico del sistema digestivo sensible nos muestra lo poco que apreciamos lo nuestro que ni el inodoro nos viene bien, el amigo griego nos cuenta como nos manipulan como sociedad desde el principio de los tiempos y los monchos votan al primero que les ponga un embutido en frente; yo estoy aca escribiendo gomadas.

Mientras tanto, les ofrezco que vivan la vida, nunca desprecien un baño con bidet y no vayan por la vida diciendo que el borde de la pizza "es lo más rico" porque no tienen ni idea.